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OBISPOS ALZAN LA VOZ ANTE LAS SITUACIONES CRÍTICAS POR LAS QUE ATRAVIESAN DIFERENTES PAÍSES EN AMÉRICA

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El arzobispo de Acapulco pide “la conversión de la narcocultura hacia la cultura de la vida, es decir, hacia la civilización del amor”. Conferencia Episcopal Colombiana publica documento resaltando la importancia de proteger la vida humana. Y en Haití pidieron por la paz en ese país ante el terrible aumento de bandas criminales.


Redacción por Hispanidad – hispanidad.com


Nuestro siguiente destino es México, país donde se ha instaurado la ‘narcocultura’, una cultura que idealiza las formas de vida de los narcos, cuyas riquezas y poder se convertirían en un modelo a seguir. Esta idealización de lo narco se produce en el mundo de la cultura, en expresiones como el cine, la música o las series televisivas.

Ante semejante aberración, Mons. González González, Arzobispo de Acapulco (estado de Guerrero), emitió un mensaje en el que pide «la conversión de la narcocultura hacia la cultura de la vida, es decir, hacia la civilización del amor”. Hay que “estar atentos y no dejar que [en] nuestro pensar, querer hablar o actuar se introduzcan símbolos, usos, costumbres para imitar o emular lo que hacen los miembros del narcotráfico o de la delincuencia organizada”. Hay que tener en cuenta, además, que la ciudad de Acapulco ostenta el puesto 16 entre las urbes más violentas del mundo, por lo que el mensaje de Mons. González tiene, si cabe, mayor importancia.

Algo similar a lo de México ocurrió en Colombia, con un documento publicado por la Comisión de Conciliación Nacional, de la Conferencia Episcopal colombiana, titulado ‘Renovación de mínimos para una política de la reconciliación, la paz y el desarrollo nacional de Colombia’. En ese documento, el Episcopado destaca que “el texto presentado plantea un primer elemento transversal a todos los demás que, además, es central en la misión de la Iglesia: la protección de la vida y la dignidad humana”.

Y proponen una “cultura política para la democracia y la cultura de paz como solución real de los conflictos sociales”, la “solución al problema de las economías ilícitas y el incremento de grupos armados organizados”, la “protección de la vida” que incluye “la erradicación del reclutamiento forzado de niños” y el “acceso a información mediática veraz”.

Nos vamos ahora a Haití, país que sufre una terrible crisis interna por culpa de las bandas criminales, que se han hecho con el control de las calles y ante la renuncia del primer ministro, Ariel Henry. En ese país, más de 3 millones de niños viven en la pobreza más absoluta y necesitan socorro humanitario. Además, hay 362.000 desplazados internos. Por su parte, la iglesia católica sufre infinidad de secuestros de religiosos, misioneros y sacerdotes.

Ante esta situación, el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos (CLAR) y Cáritas Latinoamérica organizaron el pasado 22 de marzo una «Jornada continental de oración» bajo el lema ‘Todos con Haití’.

La jornada consistió en realizar «algún gesto, momento o acción comunitaria concreta», como por ejemplo peticiones en la eucaristía, rezo del rosario u oraciones conjuntas: «Unámonos al clamor del pueblo haitiano para que esta voz sea escuchada en la tierra y en el cielo, confiados en la misericordia de Dios y la compasión por sus hijos», dijo el texto de la convocatoria.