«Halloween está lleno de simbolismos relacionados con el mundo del horror, la muerte, el ocultismo y lo demoníaco», explica Bamonte en la presentación de su obra «El oscuro encanto de Halloween».
Redacción Infocatólica
En un libro reciente, el exorcista Francesco Bamonte, vicepresidente de la Asociación Internacional de Exorcistas (AIE), expone argumentos desde la razón y la fe que alertan sobre Halloween, una festividad de origen pagano que ha sido promovida ampliamente por el comercio y valorada entre los satanistas.
«Halloween está lleno de simbolismos relacionados con el mundo del horror, la muerte, el ocultismo y lo demoníaco», explica Bamonte en la presentación de su obra «El oscuro encanto de Halloween».
Según los autores, los datos presentados en el texto buscan hacer reflexionar a quienes consideran Halloween una celebración inofensiva o simplemente secular. Esta festividad, argumentan, es en realidad el resurgimiento de un antiguo ritual religioso pagano: el festival celta de Samhain, donde, entre finales de octubre y principios de noviembre, se realizaban ritos mágicos y sacrificios de animales, e incluso, posiblemente, de seres humanos.
Así, «Halloween se encontró enraizado en la magia, el horror y la muerte», en contraste con el cristianismo, que se apoya en un Dios que, a través de Cristo, otorga serenidad, esperanza, paz y alegría, incluso en los momentos difíciles de la vida.
Para Bamonte, esto «constituye un peligro real porque, incluso si quienes lo hacen no tienen la intención de celebrar la brujería y el diablo, de hecho, se ponen en comunión con esta corriente espiritual maligna, con este flujo oscuro y dañino por el que, sin darse cuenta, están envueltos como por un aura de oscuridad, en consecuencia, volviéndose más vulnerable a la acción ordinaria y extraordinaria del demonio, con todas las consecuencias perjudiciales que conllevan para su vida. Los exorcistas conocemos bien estas situaciones de sufrimiento», alerta el sacerdote.
Frente a este panorama, el exorcista sugiere una alternativa para contrarrestar la influencia de Halloween. Asegura que «necesitamos fomentar todo lo que sea alternativo a Halloween, realzando el verdadero significado de la fiesta de Todos los Santos, como hacen muchos sacerdotes…».
En su opinión, es fundamental explicar a niños y adultos, tanto en los días previos al 31 de octubre como en la homilía de las misas del 31 de octubre y el 1 de noviembre, la comunión espiritual que nos une a los santos y a nuestros seres queridos difuntos, ayudando así a identificar lo que es inofensivo y lo que no lo es.