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LAS OBLIGACIONES DE LOS CATÓLICOS EN LA VIDA PÚBLICA Y SU CONSTRIBUCIÓN AL BIEN COMÚN

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2º Catequesis: la amistad social  y el bien común 


Por José Ignacio Munilla, obispo de Orihuela Alicante


Bajo un genérico título de «Amistad social», su segunda catequesis escondía una profunda refutación de mitos y leyenda negra, así como un contundente recordatorio de las obligaciones de los católicos en la vida pública y su contribución al bien común.

Así, frente a la «acusación muy en boga» de que las religiones «tienen la culpa de los conflictos mundiales» por «creerse en posesión de la verdad», el obispo empleó una contraargumentación histórica que mostraba que «cuando quitamos a Dios del centro de nuestra cosmovisión, son las idolatrías las que ocupan su lugar».

«No es posible fundamentar suficientemente la hermandad universal, sin reconocer un padre común» y que «hay una ley natural que es común para todos los seres humanos, que está inscrita en nuestra conciencia», destacó.

A continuación, llamó a buscar en esa ley natural los principales imperativos morales «que permitirán construir entre todos un mundo justo» y que resumió Benedicto XVI en los «principios no negociables«, que Munilla reiteró:

-«La dignidad de la vida, desde su concepción hasta su muerte natural; la familia como célula de la sociedad y fundada en el matrimonio que es la unión del hombre y la mujer abiertos a la vida; la patria potestad de los padres y su derecho primario a la educación de sus hijos y la búsqueda del bien común, en la que el Estado está al servicio de la sociedad y no al revés».

-Inmigración: «Si bien es cierto que los estados tienen deber y derecho de regular los flujos migratorios y de cuidar sus fronteras, eso no anula nuestro deber de atender la voz de los sufrientes».

-La Iglesia, ¿se tiene que meter en política?: «La Iglesia no debe meterse en política por lo que se refiere a las cuestiones partidistas. Pero otra cosa distinta es que la Iglesia puede y debe iluminar la realidad social desde la Doctrina Social Católica, en la medida en que están en juego los valores del Reino de Dios».