Inicio Artículos SAN JOSÉ EL SANTO SILENCIOSO ELEGIDO POR DIOS

SAN JOSÉ EL SANTO SILENCIOSO ELEGIDO POR DIOS

24

San José fue preparado para ser el padre adoptivo de Jesús y el esposo de María. Dios le dio la misión humana de protector, custodio y padre amoroso del niño Jesús, como también la persona indicada para ser sostén de la Virgen Madre como esposo.

En el plan de Dios San José tenía que tener la plenitud de dones del Espíritu Santo que indispensable para el cumplimiento de su encomendación, en la misma forma que la Santísima Virgen María: sabiduría, entendimiento, ciencia, consejo, fortaleza, piedad y temor de Dios.

San José estaba equipado para poder pasar situaciones y escenarios adversos durante el cumplimiento de su misión; es decir, estaba preparado para pasar persecución, angustia, y de huir como un emigrante de su época para cuidar a la mujer llena de gracia que estaba embarazada por el espíritu Santo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo.» lo dijo el Ángel del Señor. José se sintió de esta manera confiado creyente y obediente con toda humildad de todo lo que viene de la voluntad de Dios.

Después de pasar, San José por las dificultades ya advertidas, pudo gozar del momento más sublime y bello, estar presente junto a María, contemplar el sagrado momento en el que Jesús, el hijo de Dios, se hizo hombre.

San José con todo su sentimiento, afecto, amor y entrega como María lo acunó al bebe entre sus brazos y lo besó dándole la bienvenida.

San José, fiel hijo de Dios Padre desarrolló toda la paternidad con Jesús como lo hace un buen padre. En efecto, San José enseñó a Jesús a trabajar, a la identidad de su género para vivir como hombre, y a tener una vida honesta, recta y pura para que en todo instante ofreciera su trabajo a Dios.

San José representa para toda la humanidad un modelo de enseñanza, hombre justo, vigilante a la voz del Espíritu Santo que lo guía, lo cuida e instruye como padre encargado de cuidar nada menos que a Jesús el Hijo de Dios.

San José todo lo hacía como María en silencio, sin quejas, con alegría y entrega y correspondencia al amor Divino, pero con suma valentía para no rendirse nunca ante las adversidades del camino y de los poderes del mundo que no soportan el bien, y el brillo de una luz esperanzadora de amor, justicia y lealtad.

Así San José cumplió el encargo de incorporarse a los misterios del Señor, en la vida, el matrimonio y la familia.