Hace pocos meses la Mesa del Congreso aprobó un manual de «recomendaciones para evitar el uso de lenguaje sexista en el ámbito de la Administración parlamentaria». La RAE se ríe de los políticos del «nosotros y nosotras».
Redacción por Hispanidad – hispanidad.com
Hace pocos meses la Mesa del Congreso aprobó un manual de «recomendaciones para evitar el uso de lenguaje sexista en el ámbito de la Administración parlamentaria». Entre los ejemplos que se ponía, encontramos:
- En lugar de, Intervendrán distintos ponentes, hay que decir Intervendrán diferentes ponentes
- No se dice Están capacitados para sino Son capaces de
- Los restantes vocales, tampoco. En su lugar, el resto de vocales
Y es que hay que «priorizar, cuando sea posible, el uso de términos que no presenten variación de género». Porque «es conveniente evitar el uso del término «hombre» en el sentido amplio de «ser humano», de modo que se utilice «varón» en lugar de «hombre» en contextos específicos para referirse al sexo masculino y «persona» o «ser humano» en contextos genéricos».
- Así, no se diría Los funcionarios o El funcionariado, sino el personal funcionario.
- Tampoco Los empleados sino El personal.
- Los ciudadanos debe ser cambiados por La ciudadanía.
- El presidente por La presidencia.
- O, en vez de decir Según han denunciado muchos expertos habría que decir Según ha denunciado multitud de especialistas/ Según ha denunciado gran cantidad de especialistas.
- Firmas de los reunidos tiene que cambiarse por Firmas de las personas asistentes / firmas de las personas presentes /Asistencia.
- Podrán ser candidatos está mal, sería Podrán presentar su candidatura
- Además, Unos dos mil asistentes debe ser evitado y sustituido por Aproximadamente dos mil asistentes
- Uno Todos (p. ej. «todos los interesados pueden presentar su instancia») hay que cambiarlo por Cualquier/cualquiera Cualesquiera (p. ej. «cualquier persona interesada puede presentar su instancia»)
- Ojo, Han optado, forzados por las circunstancias, por establecer la firma electrónica, está fatal, hay que usar la forma: Han optado, debido a las circunstancias, por establecer la firma electrónica
- Usuario El/la usuario/a, son fórmular súper sexistas, por lo que hay que decir Las personas usuarias.
Y así hasta 15 páginas repletas de ejemplos, ejemplas y ejemples. Pero ha llegado la RAE para aguarles la fiesta: si es que ya lo dijo ‘Pam’, son unos dinosaurios.
Así, la RAE ha elaborado una nota en la que critica el documento. Y es que el lenguaje inclusivo vive su auge desde que Pedro Sánchez entró en la Moncloa. Sí, es cierto que el lenguaje incluso lleva años intentando entrar en los hogares, con Bibiana Aído al frente de igualdad, ya escuchamos aquello de «miembro y miembra».
Pero con Sánchez en el poder, el lenguaje inclusivo se ha disparado, y lo que ha molestado a los académicos de la RAE, es que les han usado para defender el manual: «el hecho de que se afirma expresamente en ellos que se han elaborado teniendo en cuenta «las reglas gramaticales vigentes y las recomendaciones contenidas».
A ojos de la RAE, «Los destinatarios del texto que ahora comentamos podrían pensar, de manera equivocada, que las recomendaciones de la Mesa del Congreso concuerdan totalmente con la postura de la RAE sobre estas cuestiones o comparten los criterios de esta institución sobre dichos asuntos».
Nada más lejos de la realidad porque hay un punto «conflictivo», la interpretación del llamado «masculino inclusivo»: «El texto de la Mesa del Congreso dedica varias páginas a presentar diversas formas de sustituirlo, si bien concluye esa extensa relación -de manera quizá un tanto paradójica- aduciendo que debe evitarse «un uso excesivo» de este recurso».
La RAE aclara que «han argumentado en múltiples ocasiones que el género masculino es inclusivo (en español y en otras muchas lenguas) en un gran número de contextos, y hemos explicado también con detalle que el hecho de que no lo sea en algunos casos no debe llevar a la absurda conclusión de que no lo es nunca».
El comunicado de la RAE va más allá: «El documento de la Mesa del Congreso da a entender que los hablantes que no aplican los recursos allí expuestos se expresan en un lenguaje sexista».
Algo absurdo, porque de ser así, «sería igualmente sexista -aplicando este razonamiento implícito- el lenguaje de la literatura, el ensayo, la ciencia, el cine, el periodismo, la legislación y tantos otros ámbitos (no necesariamente coloquiales ni informales) en los que los textos escritos en español no se suelen redactar aplicando los recursos que nuestra Administración recomienda».
Punto que ‘preocupa’ a la RAE, que, tirando de fina ironía, ridiculiza una vez más el texto: «Cabe pensar, por un lado, que las expresiones propias del lenguaje supuestamente sexista dejan misteriosamente de serlo cuando no aparecen en textos oficiales».
«La otra opción, más preocupante incluso, consiste en suponer que los hispanohablantes están autorizados a expresarse en un lenguaje sexista a menos que representen a la Administración o redacten discursos públicos».
Según las palabras de la RAE, «deseo implícito que se esconde» detrás de este manual es «acrecentar la distancia entre el universo oficial y el mundo real. Si bien sería de esperar que las administraciones trabajaran para acortarla, parecen más interesadas en aplicar una y otra vez las dobles varas de medir que tan patentemente la ponen de manifiesto».
La RAE concluye asegurando que «modificando arbitrariamente opciones morfológicas, sintácticas y léxicas que el español comparte con muchas lenguas» no se consigue la igualdad ni se «avanza», «no se apoya la igualdad de los hombres y las mujeres de nuestro país pidiendo a los ciudadanos (sean parlamentarios o no) que hagan constantes equilibrios sintácticos, morfológicos y léxicos para evitar opciones lingüísticas que pertenecen a su forma natural de expresarse».
Manifiestan también que «no se avanza en la consecución de la igualdad democrática de hombres y mujeres forzando de manera artificial la gramática y el léxico de la lengua española».