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LA AGENDA GLOBAL 2030 ESTÁ DESTRUYENDO LAS NACIONES CON COMPLACENCIA DE LOS GOBERNANTES Y DE LOS QUE ASPIRAN A GOBERNAR EN EL PERÚ

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Por Beatriz Mejía Mori | expreso.com.pe

El Perú está encerrado en una cápsula de engaños y mentiras, fabricados por una élite que está sometiendo a todo el mundo a una guerra mundial no convencional, usando armas biológicas, electromagnéticas y climáticas, para exterminar dos tercios de la población mundial y tomar dominio económico y político de las naciones.

La Agenda 2030 de la ONU tiene como objetivos verdaderos el exterminio de los pueblos pobres de la Tierra y la reducción poblacional de los desarrollados, por lo que los gobiernos que están colaborando en su ejecución son parte de una organización criminal internacional con fines apátridas y genocidas.


Los organismos internacionales que dicen promover fines altruistas por la humanidad se han convertido en operadores de esa agenda de dominación, siendo sus acuerdos y tratados herramientas de sujeción de las naciones al gobierno mundial de la ONU, servil a los objetivos colonizadores de la élite globalista.


Ninguno de los gobiernos que hemos tenido en los últimos años desde los 90 ha podido decirle no a las presiones de estos organismos para someter al Perú a sus intereses, con evidente afectación de los intereses nacionales.


El Perú, como muchas otras naciones, se está convirtiendo en un apéndice del gobierno mundial, que poco le interesa la supervivencia de la nación peruana, sino disponer de sus recursos naturales, bajo el engaño del desarrollo asegurado con la inversión internacional omnímoda e intocable, por antijurídicos y lesivos convenios y contratos.


La Presidenta anunció el 28 de julio del 2023 un plan de gobierno que era la ejecución de la agenda extranjera 2030 al 100% en todos los sectores del Estado; la escuchamos con pavor, pero como la mayoría del pueblo peruano ignora lo que significa esta oscura agenda, hasta hoy reclaman que no la ha ejecutado, pese a que deberíamos agradecer a la Providencia su inejecución.


Miramos la oferta electoral 2026 y debemos reconocer que ninguno de los candidatos presidenciales podría enfrentar una posición soberana del Perú frente a esta guerra de dominación económica y política, mucho menos aquellos que ya vienen comprometidos con servir a los intereses de la élite para tener opción de llegar al poder y permanecer en él; ya sus partidos han demostrado obsecuencia con los dictados de la Agenda 2030 desde el Congreso, o ellos mismos no pueden ocultar ser parte del concierto de dominación globalista.


Que el pueblo del Perú se manifieste en contra de sostener esta situación como si nada pasara, alienta la posibilidad de forjar una nueva lucha por la verdadera independencia del Perú, que por ahora no podemos celebrar.