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EL GRITO DE UN HIJO QUE NO NACIÓ

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Yo iba a ser la risa en las mañanas,

el susurro de una vida recién creada,

el eco de tus sueños, de tus ganas,

pero en la sombra, mi voz fue silenciada.

Iba a correr descalzo por los campos,

a sentir la brisa en mi rostro inocente,

a jugar con el viento, a cantar bajo el sol,

pero nunca me diste la oportunidad de ser presente.

Soñaba con los abrazos que nunca llegaron,

con las palabras dulces que no conocí,

con el amor que nunca sentí en mis manos,

y con el futuro que me arrebató el «sí».

Quería reír, llorar, crecer y aprender,

quería compartir mi vida, amar sin medida,

sentir el calor de una familia al renacer,

pero en silencio fui negado a la vida.

¿Por qué no me diste la ocasión de luchar?

De caer y de levantarme, de vivir y soñar,

de aprender con cada paso a caminar,

de abrazar el mundo, de amar sin cesar.

Yo iba a ser el latido que ya no escuchas,

el grito de esperanza en tus noches más tristes,

la luz que en la oscuridad que siempre lucha,

pero mi vida, en tus manos, ya no existe.

No soy más que un eco, un susurro perdido,

un sueño no cumplido, una lágrima al viento,

y aunque no fui, siempre quise haber sido,

el grito ahogado de un hijo que, en silencio,

se fue sin haber vivido.

Dedicado a esos miles de niños que cada año son abortados y no se les da la oportunidad de nacer, de vivir, de amar y disfrutar, para ellos este poema.

Autor: Guillermo Soto Ramirez 🇨🇷