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EL FEMINISMO ES HIPÓCRITA: PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE FÚTBOL CUENTA SU VERDAD

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En una cosa se equivoca el presidente de la RFEF: no hay dos feminismos, uno falso y otro verdadero, sino uno solo: hipócrita.


Redacción Hispanidad – hispanidad.com


Contra todo pronóstico, Luis Rubiales no ha dimitido al frente de la RFEF, tras cinco días de acoso y derribo mediático por su ‘pico’ con Jenny Hermoso. Insistimos: Rubiales es un guarro y un grosero, pero el feminismo actual es algo mucho peor: es una grandísima hipocresía.

“No voy a dimitir”, ha repetido Rubiales durante la asamblea extraordinaria de la RFEF, celebrada este viernes. “¿Un pico consentido es para sacarme de aquí?”, se ha preguntado. “Aquí se está ejecutando un asesinato social”, ha asegurado, para luego criticar el “falso feminismo” que ha motivado y propiciado toda la campaña desatada contra él desde la tarde-noche del pasado domingo 20.

Ahí se equivoca el presidente de la RFEF: no hay un feminismo falso y otro verdadero, sino sólo uno: hipócrita, porque lejos de defender a la mujer lo que hace el feminismo es destruir su feminidad.

Luego está el relato de lo acontecido. Según Rubiales, el beso fue “espontáneo, mutuo, eufórico y consentido”. Según él, fue Hermoso quien le agarró y le levantó del suelo abrazándolo. “Casi nos caemos y al levantarnos, nos abrazamos y yo le dije: olvídate del penalti. Sin ti no habríamos ganado el Mundial. Me dijo que yo era un crack y le dije: ¿Un piquito? y ella me dijo: vale”.

Más allá de que el pico no fue una cuestión de consentimiento sino de pureza, como hemos explicado en Hispanidad, lo cierto es que su versión contradice la de todos los que le acusan de agresión sexual. Y es curioso, porque esa versión cuadra mejor con las primeras declaraciones de Hermoso, antes de desatarse la campaña de acoso y derribo contra Rubiales: “Fue un gesto natural y de cariño”, afirmó entonces la jugadora.

Sin embargo, para todo el lobby feminista y para gran parte de la sociedad española que ha comprado su mercancía sin rechistar -¡qué lástima!-, Rubiales es culpable y debe morir en la horca. Por ejemplo, TVE -la de todos- en su indignación por la no dimisión, insistió una y otra vez en sus crónicas que el beso había sido “sin consentimiento”… y punto.

Pero, todos esos que exigen su dimisión, ¿no le van a exigir lo mismo a Irene Montero por algo mucho peor como es la excarcelación de más de cien violadores y agresores sexuales? ¿O a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, por las agresiones sexuales a las menores tuteladas en Baleares? ¿Acaso es más grave un pico entre dos adultos que la violación de una menor tutelada por el Gobierno de Baleares? ¿En serio?

Lo peor de todo es que esto no ha terminado, ni mucho menos, porque el feminismo no descansará hasta ver la cabeza de Rubiales en bandeja de plata… en sentido figurado, claro está. Qué pena.