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ADVERTENCIA A SACERDOTES OBISPOS Y CARDENALES PARA QUE NO CAIGAN EN MALDICIÓN DESDE EL CIELO Y NO SEAN CONDENADOS

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Saben ustedes hijos predilectos de María que la palabra de su Hijo Jesús es la misma del Padre Creador, siendo la verdad presente y eterna.

Toda bendición es un poder de Dios dentro de un contexto de la verdad, del orden y de lo recto y correcto.

Nunca se le puede ocurrir a alguien pedir que se bendiga, casas de juego, prostíbulos, nidos de delincuentes, etc. La razón es que la bendición es una manifestación de deseo de bondad, de abundancia, de algo positivo que beneficia; es un don que viene del Cielo y por el cual nosotros también bendecimos en señal de reconocimiento al Sumo Sacerdote, lo alabamos y lo bendecimos al Poderoso de la bendición.

La bendición, Dios nos la regala a todos como personas humanas, creyentes o no creyentes, porque es una gracia, un asentimiento y deseo del cielo del bien para cada persona, o una familia, la naturaleza misma, nuestro trabajo, siempre en sentido positivo y correcto. Siendo la mayor bendición, la salvación de nuestra alma. “Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos!” (1 Juan 3: 1a).

Dentro del orden, de lo correcto todo está creado y enseñado por Jesús en la característica de darnos lo que el Padre le ha enseñado y lo que nos da a todos nosotros como desarrollo espiritual de vida humana.

Desde esa perspectiva, es lógicamente contrario al orden y al bien, pretender bendecir parejas homosexuales, porque no poseen pertenencia de bien desde la creación y eso es solo la unión varón y mujer, que es pacto con Dios, del orden de santidad, del orden de lo correcto y del orden de la obediencia. No puede salir bendición, sino condenación y maldición para los sacerdotes, obispos y cardenales que de sus labios salen mentiras y perversiones.

Por eso, existe en la Biblia, la reprimenda a los sacerdotes y la maldición hacia ellos, siendo inmutable desde el Antiguo Testamento a través del profeta Malaquías:

“Para ustedes, sacerdotes, es también esta advertencia:

Si no la escuchan ni se preocupan de glorificar mi nombre, dice Yahvé de los Ejércitos, les lanzaré la maldición y maldeciré también sus bendiciones.

Ya las he maldecido, porque ninguno de ustedes toma su oficio en serio.

Voy a quebrarles el brazo; les tiraré a la cara lo que recogeré detrás de los animales que me sacrifican, y los barreré junto con ellas.

Y comprobarán que yo he sido quien les hizo esta advertencia para restaurar mi alianza con Leví, declara Yahvé de los Ejércitos.

En mi alianza con él se hablaba de vida y de paz, y se las concedí; se hablaba también de respeto y él me respetó y reverenció mi Nombre.

El levita enseñaba la verdadera doctrina y nada perverso salía de sus labios; me servía, traía paz y justicia y apartaba a muchos del mal.

Porque los labios del sacerdote guardan el conocimiento y en su boca se debe encontrar la ley, pues es el mensajero de Yahvé de los ejércitos.

Pero ustedes se han desviado del camino, dice Yahvé de los ejércitos, y han hecho que muchos tropiecen en cosas de la Ley.

Por eso, yo permití que todo el pueblo los despreciara y los considerara indignos, debido a que ustedes se separaron de mí y dieron fallos para cada cual según a ustedes les convenía”. (Malaquías, 2)

CONCLUSIÓN CIERTA, PRÁCTICA Y REAL

En vano serán sus expresiones y manifestaciones de supuestas bendiciones cuando no han guardado su Palabra, será más bien signo de maldición y condenación para sacerdotes, obispos y cardenales que engañan a aquellas personas extraviadas o de afectividades irregulares que van a creer como verdad lo que nunca será cierto por venir de miembros del clero rebeldes y engañadores.

Definitivamente, no se produce bendición alguna en esos actos o rituales que se hagan a parejas homosexuales ni a parejas en estado irregular.

Tendrá efecto contrario, en lugar de salvar almas producirán la muerte de las mismas. Anatema.