Ante la carta enviada al Papa Francisco del 6 de noviembre en la que las dos teólogas Katharina Westerhorstmann y Marianne Schlosser, la periodista Dorothea Schmidt y la filósofa Hanna-Barbara Gerl-Falkovitz expresaban su preocupación por la unidad con Roma ante el rumbo de la Iglesia en su país, el Papa ha respondido expresamente que busquen la salvación de las almas en las calles.
Redacción por AciPrensa – aciprensa.com
El Papa Francisco se ha pronunciado sobre el polémico Camino Sinodal alemán en una carta personal en la que expresa su “preocupación” por la amenaza que este proceso supone para la unidad de la Iglesia.
En una carta dirigida a cuatro laicas alemanas fechada el 10 de noviembre y publicada en el diario alemán Welt este martes 21 de noviembre, el Santo Padre manifiesta su inquietud sobre la situación de la Iglesia Católica en Alemania y advierte que los pasos concretos que se están dando “amenazan” con socavar la unidad con la Iglesia universal.
El Pontífice afirma que él también comparte “la preocupación por los numerosos pasos concretos que se están dando actualmente y que amenazan con alejar cada vez más a grandes sectores de esta Iglesia local del camino común de la Iglesia universal”.
En la misiva, escrita en alemán y firmada con su nombre “Francisco”, el Santo Padre señala que su principal preocupación es la creación de un llamado “Consejo Sinodal” permanente, compuesto por laicos y obispos que gobernaría la Iglesia católica en Alemania y tomaría decisiones también de carácter teológico.
Por ello, subraya que este tipo de “órgano consultivo y decisorio no puede conciliarse con la estructura sacramental de la Iglesia católica”, haciendo referencia a una prohibición expresa que el Vaticano hizo en enero de 2023, afirmando “que ni el Camino Sinodal ni un organismo nombrado por él, ni una conferencia episcopal tienen competencia para establecer el ‘consejo sinodal’ a nivel nacional, diocesano o parroquial”.
En este sentido, el Papa Francisco afirma que “en lugar de buscar la ‘salvación’ en comités siempre nuevos y de discutir siempre los mismos temas con cierto egocentrismo”, es necesario “abrirse y salir al encuentro de nuestros hermanos y hermanas, especialmente de aquellos que están en los umbrales de las puertas de nuestras iglesias, en las calles, en las cárceles, en los hospitales, en las plazas y en las ciudades”.
El escrito del Pontífice, según indica el diario alemán, es la respuesta a una carta del 6 de noviembre en la que las dos teólogas Katharina Westerhorstmann y Marianne Schlosser, la periodista Dorothea Schmidt y la filósofa Hanna-Barbara Gerl-Falkovitz expresaban su preocupación por la unidad con Roma ante el rumbo de la Iglesia en su país.
Cabe destacar que las cuatro mujeres eran delegadas de la Conferencia Episcopal Alemana (DBK) para el “Camino sinodal”, pero decidieron renunciar y apartarse de su encargo.
A continuación, la carta completa del Papa Francisco:
Les agradezco por su amable carta del 6 de noviembre. Se dirigen a mí con sus inquietudes sobre los acontecimientos actuales de la Iglesia en Alemania. Yo también comparto la preocupación por los numerosos pasos concretos que se están dando actualmente y que amenazan con alejar cada vez más a grandes sectores de esta Iglesia local del camino común de la Iglesia universal.
Esto incluye, sin duda, la constitución del Consejo Sinodal que ustedes mencionan, cuyo objeto es preparar la creación de un órgano consultivo y decisorio que, en la forma esbozada en el correspondiente texto de la resolución, no puede conciliarse con la estructura sacramental de la Iglesia católica y cuya constitución fue, por tanto, prohibida por la Santa Sede con una carta del 16 de enero de 2023, que aprobé de forma específica.
En lugar de buscar la “salvación” en comités siempre nuevos y de discutir siempre los mismos temas con cierto egocentrismo, en mi «Carta al Pueblo de Dios peregrino en Alemania» quise recordar la necesidad de la oración, la penitencia y la adoración e invitar a abrirse y salir “al encuentro de nuestros hermanos y hermanas, especialmente de los que se encuentran en los umbrales de las puertas de nuestras iglesias, en las calles, en las cárceles, en los hospitales, en las plazas y en las ciudades» (n. 8). Estoy convencido de que es ahí donde el Señor nos mostrará el camino.