La propuesta enviada al Congreso presenta un desbalance entre el aumento en el gasto corriente y la reducción en el pago de capital, lo cual podría comprometer la estabilidad financiera del país.
Redacción expreso.com.pe
La reciente sustentación del proyecto de Ley del Presupuesto Público 2025 nos lleva a una reflexión profunda sobre el rumbo económico del Perú. Con un presupuesto que asciende a 251,801 millones de soles, el gobierno ha presentado un plan que promete mayores gastos en diversas áreas. No obstante, la creciente dependencia de la deuda pública plantea serias preocupaciones sobre la sostenibilidad y responsabilidad de esta política.
El incremento en la deuda, con un límite propuesto de 2,700 millones de dólares para deuda externa y 37,693 millones de soles para deuda interna, revela una estrategia de financiamiento que podría tener repercusiones graves a largo plazo. La tentación de ampliar el gasto público para cumplir con promesas y prioridades es comprensible, pero hacerlo a expensas de un endeudamiento creciente es una apuesta arriesgada. Este tipo de enfoque puede resultar en una carga económica significativa para las futuras generaciones, quienes deberán enfrentar el peso de las deudas acumuladas.
NO HAY PREVENSIÓN A FUTURO
La responsabilidad fiscal no se trata solo de gestionar los recursos actuales, sino también de prever y mitigar los riesgos futuros. La estrategia de endeudamiento propuesta podría poner en peligro la estabilidad económica y el bienestar de los peruanos a largo plazo.
Es esencial que se realice un análisis exhaustivo y que se promueva un debate informado sobre las implicaciones de esta política. Solo así podremos garantizar que el presupuesto no solo sea una herramienta para el presente, sino una base sólida para un futuro económico estable y próspero.
HAY MAYOR IREDUCCIÓN DE GASTO DE CAPITAL Y AUMENTO DE GASTOS CORRIENTES
Al respecto, el exministro de Economía Jorge Baca Campodónico afirmó al diario EXPRESO que las principales observaciones respecto al presupuesto para 2025 se centran en la distribución del gasto, el cual puede analizarse a nivel de pliegos ministeriales o de rubros, como gasto corriente, gasto de capital, servicio de la deuda e intereses.
“En primer lugar, se destaca que el gasto corriente presenta un aumento considerable en comparación con el gasto de capital y el servicio de la deuda. Este incremento desproporcionado en el gasto corriente no parece estar alineado con las necesidades actuales del país, que demanda una mayor inversión en capital y, en consecuencia, una reducción en los gastos corrientes. Específicamente, mientras que los gastos corrientes aumentan un 10%, los gastos de capital se reducen en un 7%”, comentó.
