Para un analista entrevistado por Sputnik, la recepción de los presidentes sudamericanos ya es una victoria diplomática para Lula, que logró restablecer lazos con Maduro.
El 30 de mayo, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva recibió a los jefes de Estado y de Gobierno sudamericanos para celebrar reuniones conjuntas en Brasilia. El encuentro tuvo como objetivo retomar los proyectos de integración regional y rescatar el liderazgo de Brasil en el espacio sudamericano.
Según el presidente brasileño, la reanudación de proyectos como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) son esenciales para «fortalecer la unidad de América Latina y el Caribe».
En su discurso, Lula defendió el legado de Unasur y lamentó el declive de la coordinación regional en temas como sanidad, infraestructuras y defensa.
«Durante más de 10 años, Unasur nos permitió conocernos mejor», recordó Lula. «Unasur fue eficaz como foro para resolver disputas entre países de la región, especialmente en la crisis entre Colombia y Ecuador y en el conflicto separatista boliviano», agregó.
A pesar del apoyo entusiasmado del presidente, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil no logró su objetivo de anunciar la reanudación de los trabajos de Unasur ya al inicio de la cumbre. El alto grado de institucionalización y los costes asociados al proyecto dividen a los líderes regionales, informó Folha de Sao Paulo.
Consciente del impasse, Lula señalo que la reunión de líderes debe tomar decisiones concretas para que, en un plazo de 120 días, se pueda adoptar un plan de acción para la reanudación de la integración.
A pesar del aplazamiento de la reanudación de la Unasur, la coordinadora del Observatorio del Regionalismo y profesora de Relaciones Internacionales de la Unifesp, Regiane Nitsch Bressan, cree que la reunión de los líderes sudamericanos en Brasilia ya representa una victoria diplomática para el Gobierno.
«Creo que la venida de los líderes es un guiño muy positivo de que la región estaba anhelando este tipo de iniciativa», comentó Bressan a Sputnik. «Pero no olvidemos que tenemos un grupo de líderes que están ideológicamente a favor de la integración», sostuvo.
A las reuniones de Brasilia asistieron los presidentes de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Surinam, Uruguay y Venezuela. Solo la presidenta de Perú, Dina Baluarte, que no asistió por motivos legales, decidió enviar un representante.
El interés de Brasil por retomar su liderazgo responde a los objetivos generales de la política exterior lulista, pero también busca fortalecer la posición de Brasil en el comercio internacional.
«Sudamérica es el principal consumidor de nuestros productos manufacturados, tenemos que prestarle atención. Necesitamos sembrar no solo liderazgo político, sino también ganancias comerciales y económicas», añadió.
Sin embargo, los resultados de las reuniones de los jefes de Estado y de Gobierno dejarán claro si el liderazgo de Brasil será bien recibido por los demás países de la región.
«La región espera que algún país desempeñe un papel de vanguardia. Y cuando Brasil deja libre ese espacio, otro lo ocupa», consideró Bressan.
Además de la presencia permanente de Estados Unidos, el especialista constata el aumento de la influencia china en la región durante los años en que Brasil se abstuvo de su liderazgo regional.
«Por otro lado, Brasil tiene la posibilidad de dirigirse a China, Japón y tener acceso a grupos de poder internacionales. Así que los vecinos tienen interés en aprovechar este acceso brasileño», opinó Bressan.