Más de 700 catecúmenos, niños y adultos, fueron bautizados el Domingo de Pascua en la diócesis católica nigeriana de Katsina, que está siendo testigo de un aumento de los ataques dirigidos principalmente contra las comunidades cristianas.
Redacción infocatolica.com
En una entrevista concedida a ACI África, el obispo Gerald Mamman Musa se regocijó por el éxito de la celebración de la Pascua, la primera de la diócesis.
«Fue una celebración muy grande ya que por primera vez teníamos sacerdotes reunidos en la catedral para esa celebración».
El primero de los obispos de una diócesis que el Papa erigió el pasado mes de octubre destaca el gran número de bautizados. «A pesar de los problemas de inseguridad a los que nos enfrentamos como Diócesis, tuvimos más de 700 personas que fueron bautizadas y recibieron la Sagrada Comunión. Es una cifra increíble. Esto nos dice que, en pequeños detalles, Dios actúa. Incluso en lugares remotos, incluso en lugares en los que se piensa que hay minoría cristiana, Dios actúa. Y damos gracias a Dios por la cosecha que tenemos. Cosecha en términos del creciente número de miembros que tenemos».
Y añadió:
«Creemos que con el tiempo, tendremos un mayor número de personas que se están convirtiendo a la fe, un mayor número de personas que van a ser bautizadas. Creemos que tendremos un mayor número de personas que estarán más comprometidas con su fe. Los retos que estamos teniendo y que afectan a la evangelización es el reto de la inseguridad».
El Obispo señaló que en la parte sur del estado, miles de personas ya habían sido desplazadas por los que describió como «bandidos». Durante la Cuaresma visitó a 45 familias desplazadas de los gobiernos locales del estado de Katsina: «Y no son las únicas. Hay unas 300 comunidades que han sido desplazadas».
Para el prelado nigeriano, de 53 años, «esto afecta a la labor de evangelización, porque estas personas tienen una iglesia. Tuvieron que desalojar la iglesia para irse a vivir a otro lugar. Quieren volver a su tierra, pero es difícil porque el problema de la inseguridad sigue ahí».
No obstante, el obispo confía en que su diócesis siga manteniendo a los nuevos conversos que han abrazado la fe:
«Queremos desarrollar un sistema por el que tanto los que se convierten a la fe como los que están en la fe tengan una buena formación. Y queremos desarrollar una formación a largo plazo o una formación para toda la vida.
La formación no termina sólo con el catecismo que nos prepara para la Sagrada Comunión. La formación no termina sólo con el catecismo cuando nos preparamos para el bautismo. Sino que la formación en la fe debe durar toda la vida para que nuestra gente siga creciendo en la fe»