En el plan de acoso o cerco a Alan García no puede quedar al margen de las malas intenciones para dañar su imagen, Martín Vizcarra, quien tuvo conocimiento de todo ello, inclusive, hasta los instantes de la muerte del expresidente García.
La obsesión de José Domingo Pérez por perseguir a un difunto, ya es una anomalía mental que pasa por un diagnóstico psicológico. Esta circunstancia de afectación al dolor familiar de los deudos, obligaría a los familiares de García a pedir un peritaje psicológico y hasta psiquiátrico, porque es notorio su frustración de no haber paseado a Alan García con el chaleco de detenido.
Ese episodio lo ha traumado y lo ha dejado en el piso y ha desmoronado su anhelo de ser coronado como el fiscal «héroe» que se tumbó al APRA y a Alan García.
Su odio ascendente lo sigue evidenciando al usar calificativos e insultos contra un fallecido.
Esos acontecimientos frustrados, le están haciendo perder la razón y su autoestima y ego están por los suelos.
Todo le está saliendo chueco.
