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SACERDOTE CATÓLICO DE HAITÍ REVELA LA DURA REALIDAD DE ESE PAÍS POR CAUSA DE LA VIOLENCIA, LA INDEGURIDAD Y LOS PROBLEMA SOCIALES

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En medio del caos que azota a Haití, el sacerdote católico Victor Auguste, misionero salesiano, desvela una realidad desgarradora desde su residencia en Puerto Príncipe. La vida en la capital haitiana se ve asfixiada por la anarquía y la violencia de pandillas, dejando a la población sumida en el miedo y la incertidumbre.

Redacción infocatolica.com

El sacerdote católico Victor Auguste, misionero salesiano, quien reside y ejerce su ministerio en Haití, ha compartido bastante información sobre cómo es la vida en su localidad actualmente, la cual está siendo muy perturbada por distintos tipos de violencia, inseguridad y problemas sociales.  

El padre Auguste comenta: «La vida en Haití, particularmente en el área metropolitana de Puerto Príncipe, no se puede describir con palabras. Estamos en un estado de anarquía casi total. En general, la gente no puede ocuparse de sus asuntos y las principales carreteras están cerradas. La violencia de las pandillas provoca importantes desplazamientos de personas, principalmente mujeres y niños».

«Son enormes los riesgos que enfrentamos cada día; cuando se escucha que han atacado a tal o cual institución pienso en cuándo será nuestro turno. Hace unas semanas secuestraron a unas religiosas, entraron en su casa y se las llevaron. Aparecieron al cabo de los días. Y lo mismo pasa con la población civil. Desaparecen y piden dinero por ellos. Vivimos en el corazón de los acontecimientos y, como nuestros hermanos y hermanas, nos enfrentamos a las mismas dificultades», continúa.

Además de explicar el estado en el que sobreviven, destaca el hecho de que, a pesar de ello, los misioneros salesianos nunca dejan de estar unidos al pueblo, compartiendo su apoyo y carisma.

«La opción de salir del país no la contemplamos porque estamos entregados al servicio de los más pobres y abandonados. Irnos significaría abandonar nuestra misión en favor de los más necesitados en estos difíciles momentos. Es cierto que ahora todos somos vulnerables, pero es nuestra opción de vida. Estar al lado de las personas, vivir lo que están viviendo es ya un gran signo de esperanza, mientras esperamos organizarnos para ayudarles en sus necesidades más urgentes».

«Nos enfrentamos a la inseguridad, a los desplazamientos forzosos y a la hambruna. Hay que resolver urgentemente los problemas de alimentación, kits sanitarios y agua potable. Es un tema muy difícil velar por la supervivencia económica. El poco de dinero con el que contábamos eran las inscripciones de los alumnos. Ahora la gran parte de las escuelas en Puerto Príncipe no pueden abrir. Como ecónomo lo que pido a las comunidades es un racionamiento drástico, porque de verdad no sabemos lo que ocurrirá mañana. Lo que se nota es que las bandas quieren controlar todo el país. La mayoría de los recursos financieros de que disponemos vienen de fuera. Es muy difícil recibir ayuda especialmente en el área metropolitana, porque el puerto y el aeropuerto internacional están cerrados. Pero algo se puede hacer en el resto del país, especialmente en el norte, donde se pueden comprar productos y hacer distribución a las personas más cercanas, como alumnos, sus familias, los colaboradores».

Finalmente, el padre Víctor hace una fuerte invitación a toda la comunidad internacional para ser parte de las iniciativas de ayuda destinadas a la población haitiana: «Haití lleva años viviendo una grave crisis política, económica, social… y así es difícil movilizar una ayuda real y práctica que pueda hacer frente a las bandas criminales. También queremos dar las gracias a aquellos que nos ayudan y por el interés por conocer esta crisis que vivimos en silencio y ante la indiferencia de la comunidad internacional».