El pueblo quiere acción, mano dura contra la inseguridad ciudadana, pero ¿Qué hacen los poderes del Estado? el ser pusilánimes, mediocres, dejados, perezosos, etc., pasa la factura señores del ejecutivo, legislativo y judicial, y, mientras tanto, los que pagan pato son los peruanos de bien que quieren lo mejor para salir adelante en su familia, en su trabajo y como país.
REDACCIÓN EXPRESO
Crimen organizado creó un clima de desconfianza en el país, que se traduce en una fuga de capitales, un aumento del desempleo y una recesión en sectores económicos claves.
La delincuencia y el crimen organizado pasaron a convertirse en una crisis multidimensional que sacude los cimientos de la economía peruana.
En un país donde la esperanza de progreso y desarrollo se entrelaza con la lucha diaria de millones de ciudadanos, la creciente ola de violencia no solo amenaza la seguridad de las comunidades, sino que también mina las bases económicas sobre las cuales se construyen sueños y aspiraciones.
El Perú, que había mostrado avances significativos en términos de crecimiento económico en la última década, se enfrenta ahora a un reto monumental.
El narcotráfico, la extorsión y otros delitos se infiltran en todos los sectores, desde el comercio hasta la agricultura, y afectan a la clase empresarial y a los pequeños emprendedores por igual.
Esta situación creó un clima de desconfianza que se traduce en una fuga de capitales, un aumento del desempleo y una recesión en sectores vitales para la economía.
Justamente, hace algunos días el Banco Central de Reserva (BCR) publicó un informe que demuestra que el crimen está estrechamente vinculado con la economía, de forma directa e indirecta.
La autoridad monetaria argumentó que entre los efectos directos se encuentran la pérdida de recursos y producción como resultado de hurtos, robos, asesinatos, entre otros, así como los recursos gastados en seguridad, tanto pública como privada.
En cuanto a los costos indirectos, resaltó que estos se ven reflejados en menores oportunidades de empleo, debilitamiento de las instituciones y corrupción del sistema, entre otros.
“La relación entre la delincuencia y el crecimiento económico es bidireccional. Por un lado, el crimen puede reducir los incentivos a invertir, generar distorsiones en el consumo, reducir la productividad y generar costos al fisco. Por otro lado, el crecimiento económico en sí mismo puede ayudar a reducir los incentivos para las actividades criminales al crear más oportunidades económicas legítimas”, sostuvo el BCR.
IMPACTO DIRECTO EN LA ECONOMÍA
Siguiendo la metodología de costos directos observables del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el BCR determinó que la inseguridad ciudadana le cuesta al país cada año al menos el 2,2% del producto bruto interno (PBI). Teniendo en cuenta que el PBI de 2023 ascendió a 264 868 millones de dólares, estamos hablando de 5800 millones de dólares al año.
