Lo hizo Fidel Castro, lo hizo Hugo Chávez, lo hizo Evo Morales, lo hizo Nicolás Maduro, lo hizo Pedro Castillo, lo hizo AMLO y ahora lo hace Claudia Sheinbaum, la nueva presidente de México.
Ellos, que no creen en un Dios único, sí creen en diferentes deidades de las tinieblas que, inclusive, al estilo de los chamanes y brujos, dicen que tienen que ser «limpiados» por elementos que frotan por su cuerpo o les dan, como amuleto, piedras de cuarzo para que los lleven siempre consigo.
Es una regla y un protocolo de tinieblas, como costumbre, que usan estos presidentes en la toma de mandó.
Las consecuencias de estos actos, de estás invocaciones diabólicas, causan efectos dañinos a su propio pueblo que termina en miseria, hambre, narcotráfico y otros aspectos de naturaleza climática que causan desgracias a los países que usaron este método de juramento y asunción oscura del gobierno.
Por eso, debemos dar gracias siempre a nuestro Dios Uno y Trino que, entronado en el Perú como el Señor de los Milagros, que logró sacar del poder a Pedro Castillo y a los rojos del partido de Perú Libre que están arrastrando a una dubitativa presidente como Dina Boluarte que nunca estuvo formada para gobernar.
¡Estemos los peruanos siempre vigilantes!
