El papa Francisco aprovechó el domingo el rezo del ángelus en la Plaza de San Pedro para manifestar claramente su desacuerdo con la ley aprobada por el parlamento ucraniano, y de la que Vladimir Zelenski presume, que ilegaliza la Iglesia Ortodoxa Ucraniana que depende del Patriarcado de Moscú
Redacción infocatolica.com
La postura del Papa ante lo ocurrido la semana pasada es de claro rechazo a la proscripción de millones de ortodoxos ucranianos:
Continúo siguiendo con dolor los combates en Ucrania y en la Federación Rusa, y pensando en las normas de ley adoptadas recientemente en Ucrania me asalta un temor por la libertad de quien reza, porque quien reza de verdad reza siempre por todos. No se hace mal por rezar. Si alguien hace mal a su pueblo, será culpable de esto, pero no puede haber hecho mal por haber rezado. Y entonces que se deje rezar a quien quiere rezar en la que considera su Iglesia. Por favor, que ninguna Iglesia Cristiana sea abolida, directa o indirectamente. ¡Las Iglesias no se tocan!
El Pontífice vuelve a mostrar una opinión sobre la situación en Ucrania distinta a la arzobispo mayor de la Iglesia greco-católica ucraniana, Sviatoslav Shevchuk, que justificó la persecución legal de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana en comunión con Moscú:
«Dado que el entorno religioso en Ucrania se ha convertido en blanco de los ataques de Rusia, el Estado está obligado a reaccionar ante los portadores de la ideología del ‘mundo ruso’, tal como lo hacen todos los países europeos contra la difusión de la ideología del Estado Islámico y sus extremistas religiosos».
De este modo el Santo Padre se suma a la condena de algunos patriarcados ortodoxos como el de Antioquía, el de Bulgaria o el de Serbia. Y por primera vez muestra discrepancias con la postura del Patriarca de Constantinopla, Bartolomé.
La postura del Papa Francisco es coherente con la firma de la Declaración conjunta de La Habana, en la que por un lado humillaba a los «uniatas» greco-latinos asumiendo incluso el despectivo término ortodoxo de «uniata» (n 25) como se adhería a las tesis del patriarcado de Moscú respecto a la existencia de una iglesia ucraniana bajo obediencia rusa (n 27):
Esperamos que la división entre los fieles ortodoxos en Ucrania se supere en el respeto de las normas canónicas existentes; que todos los cristianos ortodoxos de Ucrania vivan en paz y armonía, y que las comunidades católicas del país contribuyan a ello, con el fin de mostrar cada vez más nuestra fraternidad cristiana.
Las normas canónicas existentes eran las esgrimidas por el Patriarca Kiril para que la Iglesia Ortodoxa Ucraniana siguiera dependiendo de Moscú, algo que el Santo Padre asumió en la Declaración.