Una mafia caviar que incluía fiscales, jueces, periodistas y policías políticos, no pudieron acabar con el expresidente del Perú Alan García Pérez.
Los caviares, desde sus maldades, han construido, contrariamente, la presencia histórica de un partido político que, como sus afiliados y adherentes, han patentizado el grito: “EL APRA NUNCA MUERE”.
Les guste o no les guste, Alan García será recordado en los corazones, no solo de los apristas, sino también, de aquellos que ni el odio ni la envidia ni los prejuicios pueden hacer desconocer que sí fue un gran líder democrático que maduró enormemente en los últimos años de su vida, reafirmando su amor por su patria y a su partido político el APRA.
