Sin vergüenza, sin repulsa, sin arrepentimiento ni horror, este abortista se enorgullece de matar bebitos y habla como si nada sobre que no existe impedimento alguno para que una mujer aborte, lo cual es su pan de cada día, pan manchado de sangre de bebitos inocentes, pan corrupto, pan de Judas.
Redacción InfoCatólica
El Dr. Warren Hern, de Colorado, participó en un programa de entrevistas donde se le cuestionó sobre las razones que llevan a las mujeres a solicitar abortos avanzados. El anfitrión del programa, Michael Shermer, le planteó una pregunta directa:
«¿Alguna vez atiende a mujeres en la segunda mitad del segundo trimestre o en el tercer trimestre que dicen no tener problemas médicos, simplemente no quieren al bebé? ¿Haría usted ese procedimiento?»
A lo que respondió:
«Por supuesto, si la mujer no quiere estar embarazada, no hay justificación para obligarla a continuar con el embarazo».
Ante la insistencia del presentador, que aclaró si esos casos ocurren con mujeres sin problemas médicos, Hern sentenció:
«El problema médico es que está embarazada».
REACCIONES Y CRÍTICAS
Las declaraciones de Hern han generado una oleada de críticas, especialmente entre grupos provida, quienes argumentan que estas prácticas subrayan una concepción errónea sobre la necesidad médica del aborto. Casey Fiano-Chesser, en un informe para Live Action, destacó: «Los abortistas no están matando bebés por emergencias médicas. Lo hacen, simple y llanamente, porque pueden».
Diversos expertos médicos han afirmado repetidamente que el aborto no es necesario para salvar la vida de la madre. Por el contrario, señalan que el embarazo presenta menores riesgos para la salud de las mujeres en comparación con los procedimientos de aborto, y subrayan que la vida humana comienza en la concepción, lo que convierte al aborto en una grave violación del derecho a la vida.
El propio Hern, autor del libro Abortion Practice, ha reconocido abiertamente la brutalidad de los procedimientos que realiza. En una ocasión, describió las sensaciones experimentadas al realizar un aborto tardío como un proceso en el que «las sensaciones de desmembramiento fluyen a través de las pinzas como una corriente eléctrica».