Desde su fundación en 1994, el Centro Juan Bosco Obrero se ha erigido como un bastión de esperanza en medio de la pobreza y la violencia que afectan a Ciudad Bolívar, ofreciendo oportunidades educativas y refugio seguro para sus residentes.
Redacción infocatolica.com
En las laderas del sur de Bogotá, una estatua de María Auxiliadora observa las viviendas que cubren los cerros de Ciudad Bolívar, una amplia comunidad habitada por miles de jóvenes y madres con escasos recursos.
Para ellos, el Centro Juan Bosco Obrero ha surgido con el tiempo como un faro de esperanza, ofreciendo una vía para escapar de la pobreza y resguardarse de la violencia.
En 1994, cuando se colocó la primera piedra de esta obra, la cual consta de 47.000 metros cuadrados, Ciudad Bolívar ya se destacaba como una de las áreas más desfavorecidas de Bogotá. Los asentamientos se habían expandido desde las zonas planas hasta las partes medias y altas de las montañas, acogiendo a miles de personas que también sobrevivían a la violencia interna.
Este fenómeno persiste hoy en día, con nuevos asentamientos apareciendo constantemente en las zonas altas. Las viviendas, precarias y construidas con plásticos, tablas de madera y calaminas de metal, utilizan materiales reciclados por los propios residentes. Según datos de la Alcaldía de Bogotá, actualmente 853,000 personas viven en esta localidad. Además, un estudio de la Universidad Nacional de Colombia revela que en el 18% de los hogares no se satisfacen las necesidades básicas de alimentación, servicios, vivienda y educación.
Además, los niños y jóvenes enfrentan numerosos peligros, como el tráfico de drogas y el trabajo infantil, según explica Jefferson Alfonso Mariño, trabajador social y coordinador de pastoral del Centro Juan Bosco Obrero a ACI Prensa. Ciudad Bolívar es una de las áreas más peligrosas de Bogotá, con una alta inmigración venezolana y problemas graves como conflictos sociales y bandas delictivas, algunas lideradas por adolescentes de entre 15 y 19 años, que luchan por el control de su territorio.
La labor del Centro Juan Bosco Obrero
En el contexto desafiante de Ciudad Bolívar, el Centro Juan Bosco Obrero emerge como un punto clave de apoyo donde los salesianos ofrecen alternativas educativas y pedagógicas a los jóvenes.
Más allá de los 13 programas de formación técnica, que incluyen mecánica automotriz, cocina e industrial, el centro promueve actividades deportivas y artísticas. Además, acoge a jóvenes migrantes y refugiados a través de la Casa de Acogida para Jóvenes Venezolanos (CAJOV), apoyando no solo a los jóvenes en sus proyectos de vida, sino también a sus familias.
Asimismo, se brinda atención a 120 adultos mayores y 40 madres solteras con orientación personalizada, mientras que los sábados se organizan actividades recreativas en las calles para formar a los niños en valores.
El equipo del centro, liderado por Jefferson Alfonso Mariño, realiza visitas a domicilio para apoyar a las familias necesitadas, especialmente a aquellas encabezadas por madres solteras.