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LA BESTIA NEGRA EN EL VATICANO

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Desde que el Prior de los Jesuitas o mandamás General de la Compañía de Jesús, quien afirmó que el diablo no existe, que no hay infierno, emergieron unos jesuitas modernos con sus teologías modernas y heréticas que enfrentaban a los otros jesuitas fieles a los dogmas y tradiciones de la Iglesia que defiende el ahora Papa Francisco.

¿Quién obedece a quién?

Hay que recordarle al padre Arturo Sosa que hay que obedecer a Dios antes que nada y que nadie. El Papa Francisco es fiel a Jesús, a la Virgen María y a todos los dogmas de la Iglesia. Sin embargo, se han infiltrado mentes oscuras que, puestos por otras fuerzas de las tinieblas, van consiguiendo cargos y puestos por la curia vaticana de sotana negra que ahora niegan hasta a Jesús como perfecto Dios y perfecto Hombre. Uno de ellos el Padre Spadaro nombrado como subsecretario del Dicasterio para la Cultura y la Educación.

¿Un subsecretario hereje?

El Padre Spadaro realizó recientemente un comentario sobre un pasaje del Evangelio, que puede calificarse de herético, en las columnas de Il Fatto quotidiano del 20 de agosto de 2023. El pasaje comentado es del Evangelio de San Mateo (15, 21-28) que relata cómo una mujer cananea pide ayuda a Cristo, porque su hija está atormentada por el demonio.

Nuestro Señor aparentemente la trata con dureza y solo ante la insistencia de esta madre termina concediéndole un milagro. Los Padres, teólogos y exégetas han dado desde hace mucho tiempo la explicación de este pasaje: Cristo dijo que había sido enviado a las descarriadas de Israel, y solo cede cuando esta mujer se muestra fiel por la fe.

Además, Jesucristo nos enseña a insistir, a pedir y volver a pedir para ser escuchados, a ejercitar la fe, la paciencia, la perseverancia, la humildad, en esta petición insistente. Por tanto, esta escena es educativa tanto para el suplicante como para nosotros.

Según el ex redactor jefe de La Civiltà Cattolica, Jesús se muestra «insensible». Escribe: «La dureza del Maestro es inquebrantable. […] La misericordia no es para ella. Esa mujer está excluida. [Jesús] responde de manera burlona e irrespetuosa hacia esa pobre mujer. «No es justo tomar el pan de los hijos y echarlo a los perros». Jesús parece estar cegado por el nacionalismo y el rigorismo teológico.

«Entonces la mujer responde diciendo que hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos». El comentario continúa: «Pocas palabras, pero bien expresadas y tales que trastornan la rigidez de Jesús, lo conforman, lo «convierten» a sí mismo. […] Jesús se cura, y al final se muestra liberado de la rigidez de los elementos teológicos, políticos y culturales dominantes de su tiempo».

Por tanto, según el Padre Spadaro: Jesús pecó de rigidez, luego se convirtió y fue sanado. Jesús era, por tanto, un pecador como todos los hombres. Esta herejía ataca varios puntos de la fe.

“Nuestro Señor es insensible y de corazón duro”. -Esto va en contra de la palabra: «Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón» (Mt 11,29) y en contra de la infinita misericordia que anima a nuestro Salvador.

“Jesús se burla”, manifiesta un escarnio cínico. “No respeta la dignidad de esta mujer. Carece gravemente de humanidad”. -Pero Cristo posee en su santa humanidad toda la perfección posible, siendo Dios por la Persona divina que está unida a Él.

“Jesús necesita convertirse, porque él también es pecador”. -Pero Cristo es el Santo, que posee la santidad de Dios mismo, porque es Dios.

“Jesús está condicionado por los elementos políticos y culturales de su tiempo”. – Por su Persona, domina todos los tiempos, porque es el Eterno.

Nada puede excusar semejante trato de la figura de Jesucristo, Dios y hombre: es una herejía y una blasfemia. El Padre Spadaro, al igual que un cierto número de teólogos, cree, sin duda, que Cristo tomó conciencia gradualmente de su mesiazgo. Esto significa negar, de una forma u otra, la unión hipostática, es negar a Cristo.

Porque Cristo no tiene persona humana, la Persona del hombre-Dios es divina: su «yo» es pronunciado por el Verbo de Dios, en y a través de su humanidad. ¿Cómo podría tomar conciencia gradualmente de ser Dios, aquel que es Dios? Un misterio aún más impenetrable que el de la Encarnación, porque es un misterio del absurdo.