La Eurocámara aprueba la moción de la izquierda, los liberales y los socialdemócratas, aunque tendrá difícil aplicación al necesitar la unanimidad de los 27 Estados, pues la moción ha sido trasladada al Consejo Europeo y a la Comisión.
Redacción eldebate.com
El Parlamento Europeo ha amparado la iniciativa de la izquierda, los liberales y los socialdemócratas -grupo al que pertenece el PSOE- para que el aborto sea reconocido como un derecho fundamental en la Carta de Derechos Fundamentales de la UE. La Eurocámara avala así un retroceso social que tendrá difícil aplicación al necesitar la unanimidad de los 27 Estados.
No hubo sorpresas en la votación, no se tuvieron en cuenta las enmiendas presentadas por ERC e ID y los europarlamentarios han aprobado este jueves con 336 votos a favor, 163 en contra y 39 abstenciones una moción para trasladar al Consejo Europeo y a la Comisión la petición de que el aborto sea añadido como derecho fundamental, algo que chocaría con otros derechos ya establecidos en la Carta. El escrito actual protege el derecho a la vida, prohíbe la pena de muerte y las ejecuciones, así como protege el derecho a que nadie sea forzado a realizar un trabajo. La iniciativa aprobada, sin embargo, censura que los médicos se acojan a cláusulas de conciencia para no practicar abortos.
Se trata del segundo intento de la izquierda para tratar de imponer el aborto como derecho fundamental en Europa. Ya logró hace dos años que el Parlamento Europeo avalara otra iniciativa similar, pero cayó en saco roto ante la falta de acuerdo entre los Estados. Será el mismo destino que le aguarda a la resolución que ha visto la luz este jueves en Bruselas, ya que para que el aborto sea incorporado como derecho en la Carta de Derechos Fundamentales necesitaría la autorización de todos y cada uno de los 27 socios comunitarios. Y no es un escenario realista a día de hoy pensar que países como Hungría, Italia, Malta o Polonia fueran a dar por válida esta premisa.
La votación ha tenido lugar este jueves tras un debate que se realizó en marzo en Estrasburgo tras una iniciativa del grupo liberal. La francesa Valérie Hayer ha seguido los pasos de su presidente Emmanuel Macron y se ha erigido como la defensora máxima del aborto, enarbolando su lucha como bandera electoral de cara a los comicios del 9 de junio. Pero mientras en Francia el aborto ha logrado convertirse en derecho constitucional, su recorrido en Europa es mucho más complejo.
Aún con las dificultades que suponga su implantación, cabe tener en cuenta que el Parlamento Europeo, compuesto por 705 diputados, ha avalado una resolución que trata de cercenar no solo los derechos del que está a punto de nacer sino también de los médicos que son fieles a sus valores. El texto censura el hecho de que se puedan acoger a cláusulas de conciencia para no realizar abortos, así como que haya asociaciones que promuevan otras soluciones diferentes a este tipo de prácticas.
Un recorrido inviable
El texto aprobado, que habla de proteger no solo a las mujeres sino también a las personas que puedan quedarse embarazadas, interfiere además en asuntos nacionales, ya que insta a Polonia y a Malta a derogar sus leyes contra el aborto. Además, propone a los Estados que se incluya dentro del plan de estudios de Medicina el enseñar a los alumnos a practicar abortos, especialmente en la rama de ginecología.
No obstante, todas estas propuestas tienen difícil puesta en marcha ya que el Parlamento Europeo no tiene competencias en este sentido, ni tampoco la última palabra a nivel comunitario. La legislación sobre el aborto corresponde a cada uno de los países, mientras que en el ámbito europeo la decisión recaería en manos de la Comisión y, en última instancia, del Consejo, es decir, de los propios Estados.