Redacción Vatican News – vaticannews.va
Entre 2005 y 2022, la ONU ha constatado 315 mil violaciones graves de los derechos de la infancia en situaciones de conflicto, una cifra espeluznante que ilustra claramente los efectos devastadores de las guerras y los conflictos sobre los niños y niñas. Así lo afirma UNICEF, según la cual las violaciones cometidas por las partes beligerantes en más de 30 situaciones en África, Asia, Oriente Medio y América Latina, incluyen: más de 120.000 niños asesinados o mutilados (una media de 20 al día), al menos 105.000 reclutados o utilizados por fuerzas o grupos armados, más de 32.500 secuestrados, más de 16.000 víctimas de violencia sexual. La ONU también verificó más de 16.000 ataques contra escuelas y hospitales y más de 22.000 casos de negación de acceso humanitario a los niños. Dado que estos son solo los casos verificados, – explica Unicef -es probable que la cifra real sea mucho mayor. Además, varios millones más de niños y niñas han sido desplazados de sus hogares y comunidades, han perdido a sus amigos o familiares, o han quedado separados de sus padres, madres o personas encargadas de su cuidado.
Efectos catastróficos
“Cualquier guerra es, en última instancia, una guerra contra la infancia”, afirmó Catherine Russell, Directora Ejecutiva de UNICEF. “La exposición a los conflictos tiene efectos catastróficos que transforman las vidas de los niños y niñas. Aunque sabemos lo que hay que hacer para protegerles de la guerra, el mundo no está haciendo lo suficiente. Año tras año, las Naciones Unidas documentan las formas viscerales, trágicas y demasiado predecibles en que se destrozan las vidas de niños y niñas. Nos incumbe a todos garantizar que no paguen el precio de las guerras de los adultos, y adoptar las medidas audaces y concretas que son necesarias para mejorar la protección de algunos de los niños y niñas más vulnerables del mundo”.
Salud mental y apoyo psicosocial
En este contexto, UNICEF ha colaborado en la tarea de cuidar y proteger a millones de niños y niñas afectados por situaciones de conflicto para mejorar su bienestar, entre otras cosas mediante la prestación de apoyo psicosocial y de salud mental, la gestión de casos de protección de la infancia, la localización y reunificación familiar, y la prestación de servicios para niños y niñas supervivientes de la violencia de género. En 2022, UNICEF proporcionó apoyo para su reintegración u otro tipo de protección a casi 12.500 niños y niñas que abandonaron las fuerzas armadas o los grupos armados, y ofreció información para protegerse de los restos explosivos de guerra a más de 9 millones de niños y niñas.
Falta de financiación
Lamentablemente, – continúa Unicef – la magnitud de los riesgos para la protección de los niños y niñas afectados por los conflictos no se corresponde con la magnitud de la financiación disponible para abordar estos problemas. Un nuevo análisis de Humanitarian Funding Forecasting (Previsión de la financiación humanitaria), encargado por UNICEF, Save the Children, la Alianza para la Protección de la Infancia en la Acción Humanitaria y el Área de Responsabilidad Mundial de Protección de la Infancia, revela que en 2024 el sector de la protección de la infancia necesitará 1.050 millones de dólares para abordar las necesidades de protección de la infancia en los conflictos armados, una cifra que aumentará hasta los 1.370 millones de dólares en 2026. Esto incluye servicios esenciales como la reunificación familiar, el apoyo a la salud mental y la prevención del reclutamiento por parte de grupos armados.
Sin embargo, el estudio alerta también sobre la inminencia de un déficit en la financiación. Si se mantiene el ritmo actual de financiación humanitaria, el déficit previsto sería de 835 millones de dólares en 2024, y aumentaría a 941 millones de dólares en 2026. Este déficit podría llevar a que los niños y niñas afectados por los conflictos queden expuestos a los efectos inmediatos y duraderos de la guerra, el trabajo infantil, la trata y la violencia.