La oposición del papa Francisco a la ley recientemente aprobada en Ucrania para ilegalizar la Iglesia Ortodoxia ucraniana dependiente del patriarcado de Moscú, no ha gustado al presidente Vladimir Zelenski, que no ha tenido mejor idea que acusar al Pontífice de creerse la propaganda rusa.
Redacción infocatolica.com
Zelenski afirmó el martes por la noche, durante una conferencia de prensa en Kiev, que Moscú influye en diversas instituciones religiosas en Europa. Por ello, añadió el presidente, Ucrania debe comunicar constantemente los hechos verdaderos. «En cuanto se es negligente en el trabajo informativo propio, todo se llena con información de Rusia». Y añadió que es importante no perder el contacto con el Vaticano, Italia, toda Europa y Estados Unidos.
El papa Francisco expresó el domingo su oposición a la ley firmada por Zelenski que va en contra de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana (IOU), que tiene como Patriarca a Kirill de Moscú, y que permite prohibir judicialmente organizaciones religiosas vinculadas a Rusia. Francisco dijo que rezar no es un crimen:
«Continúo siguiendo con dolor los combates en Ucrania y en la Federación Rusa, y pensando en las normas de ley adoptadas recientemente en Ucrania me asalta un temor por la libertad de quien reza, porque quien reza de verdad reza siempre por todos. No se hace mal por rezar. Si alguien hace mal a su pueblo, será culpable de esto, pero no puede haber hecho mal por haber rezado. Y entonces que se deje rezar a quien quiere rezar en la que considera su Iglesia. Por favor, que ninguna Iglesia Cristiana sea abolida, directa o indirectamente. ¡Las Iglesias no se tocan!»
Zelenski respondió a preguntas sobre este tema, aunque no abordó directamente el contenido de la crítica del Papa. Durante el fin de semana, el jefe de estado ucraniano subrayó que la ley protege la «Ortodoxia ucraniana de la dependencia de Moscú y garantiza la dignidad de los santuarios de nuestro pueblo ucraniano». La controvertida ley otorga a una agencia el derecho de solicitar ante el tribunal la prohibición de una determinada comunidad u organización religiosa por sus vínculos con Rusia.