INICIAN EL AÑO CON CREENCIAS EN TALISMANES, AMULETOS, PRENDAS AMARILLAS, ADIVINACIONES, ASTROLOGÍAS, LECTURAS DE CARTAS PARA VER EL FUTURO, SORTILEGIOS, BRUJERÍAS CONSULTAS DE ESPÍRITUS, ENTRE OTROS.
Creíamos que eso era común y costumbre de la gente no creyente, pero no, gente con niveles intelectuales más elevados y que dicen ser cristianos, católicos o evangélicos confían en estas artes oscuras.
Todo creyente cristiano bien formado debe rechazar estas artes detestables y condenables para Dios desde antiguo.
En Deuteronomio, Isaías, Jeremías, Ezequiel se condenaron la adivinación; Pablo en Hechos, NT también condena la adivinación.
¿A qué viene todo esto?
Sabemos que la verdad no les gusta a muchos, pero a una persona que se considera cristiana sí existe el deber y la obligación moral y religiosa de decirle los que está bien o mal.
HASTA PARA LA POLÍTICA, SE DA ESA CURIOSIDAD
Con sorpresa vemos que en varios programas se ha presentado a personajes que se dedican a ver el futuro por cartas que ellos mismos interpretan o por influencia de espíritus malignos como lo señala la Biblia.
¿Que consultan?
Aspiraciones políticas, elecciones, detenciones, panoramas políticos, y casi siempre les sonríe la «suerte»; les va a ir bien, se va a cumplir sus sueños y se vuelven idiotas creyendo lo que le han dicho las adivinadoras.
Entonces las predicciones y cambios políticos se sujetan a lo que digan o interpreten estas personas que usan las cartas y ponen por debajo de todo al Dios creador de todo y de todos. O sea, el Poderoso que interviene en la historia de las naciones y quien lo conoce todo, es desplazado por lo que relata un vidente muchas veces comercializado, manipulador y engañador de ingenuos que le creen más que a Dios mismo.
Déjense de tonterías, oren, trabajen, estudien e investiguen para que tengan una personalidad «roca» y mantengan su Fe sólo en Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo-Tres personas distintas y u sólo Dios sabio, amoroso, misericordioso que enseña la justicia y el derecho.
Por eso, se necesitan candidatos de fe cristiana que practiquen el bien común, amen el servicio y sean rectos de corazón. En el 2006 habrá uno de los nuestros porque Dios ama a su pueblo y elige a los gobernantes que se merecen.
Ha llegado el momento, la cosecha está lista.
¡No nos dejemos engañar una vez más!
