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LOS PECADOS ESCONDIDOS DE UN CARDENAL CON IMPLICANCIA EN LA FE DE LOS FIELES

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Las personas en su integridad humana «bio psico social espiritual» algunas veces arrastran en su «psique» de manera prevalente y racional ciertos afanes y desórdenes mentales para explicar experiencias místicas religiosas desde una interpretación puramente psicoanalista, psicológica, psiquiátrica o neurológica. En otras palabras, quieren pretender vincular las experiencias místicas a la sexualidad humana (éxtasis sexual), al de éxtasis espiritual; es decir, las causas y efectos de lo carnal con lo espiritual cuyo fenómeno místico es más bien un don divino que sólo Dios concede a santos privilegiados, tales como, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Ávila, Santa Juan de Ávila, Fray Francisco de Osuna, Fray Antonio de Molina, entre otros.

Esta comprensión no alcanza a mentes puramente racionales, ateas, psicólogos sin espíritu o de aquellos esclavizados con vicios carnales.

PSICOANALIZANDO LA OCURRENCIA DEL PREFECTO DEL DISCATERIO PARA LA DOCTRINA DE LA FE

El prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF), el Cardenal argentino Víctor Manuel “Tucho” Fernández, promotor de bendiciones de parejas en desórdenes formales afectivas y de parejas homosexuales, o sea, de bendiciones de parejas en pecado, parece ser que le ha aflorado algo que estaba escondido en su personalidad cuyo análisis lo plasma en dos libros que vincula la sexualidad con el misticismo en grado de éxtasis. Uno «el arte de besar» (1995) y la «Pasión mística» (1998) cuando ya tenía 12 años de sacerdote, lo cual significa, que sus inclinaciones y tendencias, así como, dedicaciones al asunto ERAN SU ALIMENTO DELEITOSO PARA SUS PENSAMIENTOS, ACCIONES Y CONDUCTAS a seguir.

Constituyó este acto repetitivo un alimento intelectual emocional a seguir para culminar en la ruta que lo lleva a justificar su pecado escondido y masificarlo para no sentirse sólo en esa desdichada situación. Siendo así, un escenario velado, que sacude la conciencia y lo pone en conflicto interior entre su calidad de sacerdote y el del mundo exterior.

Elevado Fernández a la jerarquía de Cardenal, tiene la oportunidad de hacer visible lo que siente y lo que piensa y su ideología particular lo hace inclusivo en la «gracia de la Bendición» a rajatabla, sin reparar que la Iglesia por milenios guarda el depósito de la Verdad, sobre el orden, obediencia y Fe para seguir las enseñanzas de Jesús enviado por el Padre para salvarnos y no para condenarnos en la forma que propone erradamente el Cardenal Fernández.

Lo curioso es que pareciera haber envuelto con sofismas al Papa Francisco sobre un asunto que los fieles católicos lo tienen claro y han comprendido que la misericordia de Dios sólo llega en el bien para el pecador arrepentido.

Solo nos toca orar por nuestra Iglesia, el Papa Francisco, el Cardenal Fernández y todos aquellos que “solapadamente” van construyendo la “Iglesia falsa” de otra Iglesia verdadera.

Pepe Galep