Comerse la Palabra de Dios hace que las Homilías sean mejores.
El problema es cuando no se hace el mandato de Dios, y ahí viene la distancia con los laicos que leen la Palabra y no quieren vivir como huesos secos.
Comerse la Palabra de Dios hace que las Homilías sean mejores.
El problema es cuando no se hace el mandato de Dios, y ahí viene la distancia con los laicos que leen la Palabra y no quieren vivir como huesos secos.