Intercambio de acusaciones entre Kiev y Moscú, mientras la ONU expresa su preocupación por las catastróficas consecuencias. Muchos muertos, miles de evacuados, mientras continúan los combates en el campo.
Redacción Vatican News – vaticannews.va
Tras la explosión que destruyó la presa hidroeléctrica de Nueva Kajovka, el agua empezó a fluir río abajo, inundando las casas y los comercios de las 24 localidades de la orilla derecha del río Dnipro, que permanecían bajo control de Kiev. Los 16.000 residentes han sido evacuados, pero por momentos el nivel del agua sube, poniendo en peligro 80 asentamientos e incluso la central nuclear de Zaporiyia. Unas 42.000 personas deberían abandonen sus hogares. Muchos soldados rusos fueron arrastrados por el agua, algunos murieron, otros resultaron heridos.
Innumerables daños
Decenas de miles de civiles se ven amenazados por la crecida de las aguas a ambos lados del río Dniéper, mientras que en el frente medioambiental, la catástrofe amenaza con privar de agua al delta del río, una de las zonas agrícolas más fértiles del país. Según Kiev, los campos del sur de Ucrania podrían convertirse en un desierto el año que viene. Mientras tanto, el alcalde de Nova Kajovka y jefe prorruso de la administración local, Vladimir Leontiev, anunció que al menos siete personas están desaparecidas en la ciudad ucraniana ocupada por Rusia. El asentamiento de Korsunka, en la orilla izquierda del Dnipro, ha quedado completamente bajo el agua. Las inundaciones causadas por el derrumbe también han dañado varios puentes de la región de Mykolaiv, en el sur de Ucrania.
Acusaciones recíprocas
Moscú acusa al régimen de Kiev de sabotaje para detener a sus tropas, mientras que el presidente ucraniano replica que Rusia controla la presa y toda la central hidroeléctrica de Kajovka desde hace más de un año. Es físicamente imposible», explica Zelensky, «hacerla saltar de alguna manera desde el exterior, mediante un bombardeo. Fue minada por los ocupantes rusos y hecha volar por ellos». Zelensky califica el incidente de ecocidio y promete el máximo esfuerzo del Gobierno para salvar a la población y suministrar agua potable’.
Consecuencias catastróficas
Mientras tanto, desde Occidente llega una condena unánime a Rusia por lo que el derecho internacional reconoce como «crimen de guerra». Los enviados de la ONU temen también el riesgo de «contaminación de minas» desplazadas por las inundaciones, una situación que podría tener consecuencias «catastróficas» en Ucrania, sobre todo por la imposibilidad de llevar ayuda a la población. Además, la explosión de la presa de Nueva Kajovka habría provocado una «marea negra» de al menos 150 toneladas de petróleo, que la corriente arrastra hacia el Mar Negro. Para la presidencia ucraniana, aún no es posible «predecir cuántos productos químicos, fertilizantes y derivados del petróleo almacenados en las zonas inundadas acabarán en los ríos y el mar».