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HOY SE CUMPLEN 200 AÑOS DE LA BATALLA DE AYACUCHO

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¿Por qué toda Sudamérica celebra este acontecimiento? El 9 de diciembre de 1824 tuvo lugar la batalla de Ayacucho, el último enfrentamiento militar entre las tropas realistas españolas y el Ejército Unido Libertador del Perú, al mando de Antonio José de Sucre. La victoria del Ejército Libertador dio paso a la independencia del Perú y al fin de la presencia española en América del Sur.

Redacción El Peruano

Un día como hoy, en 1824, se escribió una de las páginas más memorables de la historia del Perú en las alturas de Ayacucho, cuando después de un desigual enfrentamiento con las huestes del libertador Antonio José de Sucre que comandaba el ejército Patriota, el general español, José de Canterac, en representación del derrotado Virrey La Serna, firma la capitulación en la que aceptaba el retiro definitivo de los ejércitos realistas de nuestro territorio y la ansiada independencia del Perú.

La gesta de Ayacucho representa ante el mundo la continentalidad de la causa libertaria de América, en la que las armas peruanas, junto a las de naciones hermanas alcanzaron el más justo de los triunfos al sellar la independencia del Perú y de América.

Así lo siente y lo sostiene el general de Brigada EP en retiro, Juan Urbano Revilla:

«En esta fecha, el Ejército del Perú no solo rinde merecido homenaje a los vencedores de la Quinua, sino también, rememora las gestas gloriosas de sus armas, con el orgullo universal de ser herederos de la honra de un Ejército que lo dio todo por la patria, aun en las horas más adversas de la lucha».

El general asegura que la Batalla de Ayacucho fue la última gran contienda de las campañas libertarias de América, iniciadas desde 1809 y, por su significado, se encuentra inscrita entre las grandes batallas del ámbito hispanoamericano.

«El 9 de diciembre de 1824, en la Pampa de la Quinua, se enfrentaron unos 15,000 hombres, apostando unos por el continuismo del dominio colonial y otros por la libertad de los pueblos. Fue un hecho militar que culminó con la trascendental victoria de las fuerzas patriotas y definió la caída del régimen virreinal de España en la América del sur, afirmando la libertad de las nuevas repúblicas del continente», rememora.

La hora de la libertad continental

Urbano añade que con la célebre victoria en Ayacucho, las armas patriotas no solo lograron rendir a las fuerzas realistas, sino que abatieron 300 años de dominación española en el Perú y América.

«En los campos de la Quinua quedó sellada a sangre y fuego la libertad de América, y es allí donde confluyó la mayor arquitectura militar forjada desde el abismo de la incertidumbre en 1823, hasta levantar un Ejército patriota, compuesto de soldados peruanos y gran colombianos, así como efectivos rioplatenses y chilenos que llegaron con el Ejército de San Martín y se cubrieron de gloria el 9 de diciembre de 1824, ante el enemigo realista que llevaba 14 años de lucha contrarrevolucionaria en el continente».

De este modo, señala, la batalla de Ayacucho fue la mayor contienda libertaria contra el régimen español en el continente americano. Al combate arribaron las fuerzas en su máxima expresión militar; como diría el general Miller en sus Memorias: “las tropas de ambas partes se encontraban en un estado de disciplina que hubiese hecho honor a los mejores ejércitos europeos”. Además, allí combatieron los principales generales de uno y otro lado, más la voluntad decidida de las tropas; ambos contingentes comprendieron que esa era la batalla decisiva.

«Ayacucho fue la cumbre de la intensa participación de elementos peruanos en la gesta de la independencia, allí están las contribuciones de los pueblos para las provisiones del ejército; pero sobre todo, allí estuvo el peruano oriundo, el indígena que conformó la tropa y se vio obligado a participar en ambos bandos, demostrando su disciplina y pruebas de valor insuperables, pues muchas batallas se ganaron por su coraje y resistencia a la fatiga, integrando las fuerzas regulares; además, formaron parte de las valiosas partidas de guerrillas, así como en aquellas montoneras que llegaron hasta el combate en Ayacucho.»

Afirma además que Ayacucho constituye también la suma de todos los esfuerzos libertarios realizados en el tiempo. «Podemos afirmar que desde la misma conquista, en los pueblos del Perú se inició el rechazo al yugo español y se dieron diversas acciones en el tiempo para recuperar la libertad, que no fue concedida, sino obtenida en los campos de batalla, hasta llegar a la luz en Ayacucho».

El militar resalta que con el triunfo de los libertadores, las repúblicas del continente quedaron en aptitud de forjar sus nuevos sistemas políticos, optar por un gobierno representativo con nuevas entidades políticas donde pudieran concretar el real anhelo de crear sociedades de ciudadanos, ya no de súbditos. «Para el Perú, en el pensamiento de Basadre, aquella independencia constituía la promesa y la gran posibilidad de vivir con libertad y justicia, construyendo aquella sociedad ansiada que dirija su propio destino a un futuro de bien común».

Al rendir honores al Ejército del Perú , el General EP, Juan Urbano Revilla, quien es directivo del Centro de Estudios Histórico Militares del Perú, hace votos para que las gestas de los libertadores y defensores de la patria continúen guiando los pasos de los hombres de armas del Ejército del Perú, para seguir dando los mejores esfuerzos por el progreso y destino de grandeza de nuestra nación.