En diciembre de 2023, Mackenna Greene, una joven de 26 años de Colorado Springs, descubrió que estaba embarazada, lo que la sumió en una profunda incertidumbre sobre cómo proceder. Tras reflexionar, decidió adquirir una píldora abortiva en línea a principios de enero de 2024. Tomó la primera pastilla el 4 de enero, pero inmediatamente comenzó a arrepentirse de su decisión.
Redacción infocatolica.com
«Desde el momento en que supe que estaba embarazada y empecé a considerar el aborto, no estaba 100% segura. Tomé esa píldora sin estar completamente convencida», explicó Greene. «Así que la culpa y, supongo, la inseguridad sobre lo que estaba haciendo realmente se apoderaron de mí después de tomarla. Esos sentimientos no hicieron más que aumentar».
Al día siguiente, Greene realizó una búsqueda en Google, desesperada por encontrar una forma de revertir los efectos de la píldora abortiva. Fue entonces cuando se puso en contacto con Chelsea Mynyk, una enfermera provida, quien la ayudó a iniciar un tratamiento con progesterona, una hormona que, en algunas circunstancias, se usa para prevenir abortos espontáneos. Según Greene, tomó la primera dosis de progesterona 24 horas después de haber ingerido la píldora abortiva y continuó el tratamiento durante varias semanas.
Los esfuerzos de Mynyk funcionaron. En agosto de 2024, Greene dio a luz a una niña sana. Ambas compartieron su historia en una entrevista organizada por Alliance Defending Freedom (ADF), una organización legal conservadora que representa a Mynyk en una demanda federal contra una ley del estado de Colorado que amenaza con sancionar a los profesionales de la salud que ofrezcan la reversión de la píldora abortiva.
Una ley que prohíbe la reversión del aborto químico
La ley de Colorado, que entró en vigor en abril de 2023, considera la reversión de un aborto químico como «conducta no profesional», a menos que los organismos reguladores del estado promulguen reglas que la consideren una «práctica aceptada». Esta medida ha generado una gran polémica entre los profesionales de la salud provida.
Chelsea Mynyk, enfermera cristiana practicante y demandante en la causa, opera Castle Rock Women’s Health, una clínica a unos 50 kilómetros al sur de Denver. Según Mynyk, la ley es injusta e impide a los profesionales médicos cumplir con su deber. «Creo que Colorado no debería poder silenciarnos como profesionales médicos ni impedirnos salvar vidas. Ese es nuestro trabajo, nuestra vocación: ayudar a salvar vidas», afirmó Mynyk. «Aquí no solo salvamos la vida de Mackenna, sino también la de su bebé. Y ese es el rol de un profesional de la salud. Esperamos que otros médicos y madres como Mackenna puedan tener la opción de salvar la vida de sus bebés».
La demanda presentada por Mynyk se une a otra presentada por Bella Health and Wellness, una clínica católica independiente que también ha impugnado la ley de Colorado, argumentando que viola los derechos constitucionales, como la libertad de religión y de expresión. En octubre de 2023, un juez federal emitió una orden preliminar que bloquea temporalmente la aplicación de esta ley, argumentando que vulnera las protecciones de la Primera Enmienda. Sin embargo, la batalla judicial continúa.
La controversia sobre la reversión del aborto químico
El aborto químico ha ganado terreno en Estados Unidos, ya que muchas mujeres optan por este método en lugar de acudir a una clínica. El proceso generalmente requiere dos medicamentos: el primero, la mifepristona, bloquea la hormona progesterona, lo que impide el desarrollo del embarazo; el segundo, el misoprostol, provoca la expulsión del feto.
Los defensores de la reversión del aborto sostienen que, si se administra progesterona poco después de tomar mifepristona, es posible contrarrestar sus efectos y permitir que el embarazo continúe. «Algunos doctores provida aseguran que este método tiene más éxito de lo que fracasa», afirman. Sin embargo, los críticos aseguran que no hay pruebas suficientes de su eficacia y consideran que puede ser peligroso para las mujeres. Ambas partes citan estudios para respaldar sus afirmaciones.
La experiencia de Greene
Mackenna Greene está convencida de que su experiencia desafía a los críticos de la reversión del aborto. Para ella, la ley de Colorado que desincentiva la reversión no tiene en cuenta los casos de mujeres que, como ella, tienen dudas después de tomar la primera píldora. «El motivo principal para querer abortar, si lo tuviera que resumir en una palabra, sería miedo: miedo a fracasar como madre para mi hijo de dos años y medio, miedo al fracaso profesional y financiero, miedo a lo desconocido, ya que era un embarazo no planificado», explicó Greene.
«Tomar la primera pastilla fue mi forma de escapar de una situación muy difícil. Pero, en cuanto lo hice, me di cuenta de que había tomado el camino fácil, y no era lo que realmente quería», añadió.
Greene también criticó el hecho de que la ley de Colorado permita el uso de la progesterona para prevenir abortos espontáneos, pero no para revertir un aborto químico. «Es completamente injusto que la ley de Colorado permita el uso de progesterona para salvar a los bebés no nacidos en algunos casos, pero lo prohíba en circunstancias como la mía», dijo Greene.
Finalmente, expresó su agradecimiento por el apoyo de Mynyk y su tratamiento. «Me siento genial, mi bebé está sana y atribuyo todo al cuidado que recibí de Chelsea y a la progesterona. Sin ese tratamiento, no tendría a mi hija hoy», concluyó.