Sanaba, en la diócesis de Nouna, se convirtió en el escenario de una brutal masacre el 25 de agosto, cuando un grupo de insurgentes atacó la aldea y ejecutó a 26 hombres cristianos en una iglesia protestante. Esta nueva ola de violencia se suma a una crisis humanitaria en curso en Burkina Faso.
Redacción infocatolica.com
El 25 de agosto, la localidad de Sanaba, situada en la diócesis de Nouna, al oeste de Burkina Faso, fue escenario de una nueva masacre, según informaron fuentes locales a la fundación internacional Aid to the Church in Need (ACN).
Un gran grupo de insurgentes rodeó la aldea y reunió a sus habitantes. Ataron a todos los hombres cristianos mayores de 12 años, a quienes seguían el culto tradicional y a aquellos que consideraban opositores a la ideología yihadista. Todos estos hombres, un total de 26, fueron llevados de manera forzosa a una iglesia protestante cercana, donde fueron degollados.
El ataque ocurrió solo un día después de un atentado en Barsalogho, en la diócesis de Kaya. Fuentes locales consultadas por ACN señalaron que en Barsalogho, el número de muertos podría superar los 250, aunque la cifra oficial es de 150, con unos 150 heridos graves.
Las mismas fuentes informaron también de recientes asaltos a tres parroquias situadas cerca de la frontera entre Burkina Faso y Malí, dentro de la diócesis de Nouna. «Como consecuencia, cerca de 5.000 mujeres y niños han buscado refugio en la ciudad de Nouna. No hay un solo varón entre ellos. El paradero de la población masculina sigue siendo desconocido, no sabemos si han escapado y están escondidos o los han asesinado», explicó la fuente.
En los últimos meses, la diócesis de Nouna en Burkina Faso ha sido testigo de una devastadora ola de violencia, con numerosos lugares de culto, incluyendo templos católicos, protestantes y animistas, siendo destruidos o incendiados. Un reciente testimonio compartido con la fundación Aid to the Church in Need (ACN) revela un incidente en Zekuy: «El catequista se dio cuenta de que iban a ser atacados al escuchar el ruido de las motos. Pudo rescatar el santísimo sacramento de la iglesia parroquial y huyó con el resto de la población al bosque».
Afortunadamente, no se reportaron víctimas en ese momento, pero la iglesia sufrió graves daños; las estatuas fueron demolidas, intentaron profanar el tabernáculo y pintaron inscripciones en las paredes donde se encontraba un fresco del Sagrado Corazón de Jesús.
Desde mayo de 2024, se estima que cerca de 100 cristianos han perdido la vida en la región de Zekuy-Doumbala, mientras que varios han sido secuestrados, con su paradero aún desconocido.
Aid to the Church in Need (ACN) ha instado a sus benefactores y amigos a elevar oraciones por las víctimas de esta violencia en Burkina Faso y a pedir por la restauración de la paz y la seguridad en el país, que ha estado inmerso en una crisis creciente desde el inicio de la violencia en 2015.