El rechazo a la dictadura no es solo del pueblo venezolano, ya siete países han reconocido a Edmundo González Urrutia como presidente mientras decenas naciones solicitan que haya reconteo justo de los votos
Redacción diariolasamericas.com
Los Cardenales venezolanos Baltazar Porras y Diego Padrón, en un escrito titulado «Una reflexión fraterna y en comunión ante la realidad nacional», afirman que el 28 de julio el pueblo «votó abrumadoramente contra Maduro» y acusan al dictador de usar la represión y no querer facilitar una transición política democrática.
«La reacción del gobierno venezolano ha sido, hasta ahora, negar rotundamente el triunfo opositor y, sin mostrar pruebas, que son las actas de votación, que deben ser reflejo auténtico de la expresión popular materializada en el voto, ha proclamado oficialmente ganador al actual presidente Nicolás Maduro Moros», dice parte de la misiva compartida a este diario, uniéndose así al reclamo que ha hecho la oposición, que según datos que ellos manejan y son su prueba ante el mundo para demostrar la verdad, Edmundo González Urrutia ganó con más del 67% del apoyo en los pasados comicios.
Pero el Consejo Nacional Electoral, servicial a la dictadura, ha dado ganador a Maduro con más del 50% de un supuesto respaldo popular. Ante estos anuncios, el Centro Carter, uno de los pocos veedores internacionales que permitió el régimen, señaló que la «democracia en Venezuela está en el aire, ante falta de transparencia del CNE» y no dio el aval para reconocer al tirano.
El rechazo a la dictadura no es solo del pueblo venezolano, ya siete países han reconocido a Edmundo González Urrutia como presidente mientras decenas naciones solicitan que haya reconteo justo de los votos.
A su juicio, Maduro está dando un «golpe de Estado» y «se han traspasado todas las barreras que pudieran dar legitimidad al régimen». Por ese motivo instan a una «no violencia activa», traducida en «el deber moral de apoyar y sostener las justas iniciativas a encarar la arbitrariedad y desafueros con la desobediencia y/o resistencia cívicas de raigambre ética e incluso religiosa»
En la carta de los cardenales, también hacen un llamado a la dictadura para que conlleve a la paz y evite el uso excesivo de la fuerza para mantenerse en el poder.
«En consecuencia, una inmensa y heterogénea mayoría de la población sorprendida por el despropósito, se ha volcado a las calles a protestar tal comportamiento oficial y a reclamar respeto a su voluntad soberana. De nuevo el gobierno ha reaccionado utilizando la fuerza policial y de grupos armados para reprimir las legítimas y ampliamente pacíficas protestas, hasta provocar una veintena de muertes, numerosos heridos y encarcelar indiscriminadamente a un millar de adversarios políticos construyendo un relato, una narrativa a su medida, responsabilizando a la oposición de todos los desmanes que tienen su origen en la represión fomentada por ellos», reza otra parte del documento.
Al estilo nicaragüense
Ambos cardenales temen que se estén dando pasos hacia un «estilo de gobierno nicaragüense», en lo que se refiere a la persecución religiosa. Algunos sacerdotes y obispos han recibido amenazas de gobernadores y alcaldes, que tildan de «políticos agazapados vencidos al imperialismo». Por ello, afirman, «no somos ni podemos ser neutrales», refiriéndose a la Iglesia venezolana y sus pastores.
Por otro lado, Padrón y Porras pronostican que Nicolás Maduro tratará de pedir a la Iglesia su mediación para favorecer el diálogo «bajo la premisa de reconocer la proclamación de los resultados por la Consejo Nacional Electoral y sobre todo, la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia». No obstante, consideran «inadmisible» responder a esta propuesta ya que sería «ignorar el fraude evidente, la usurpación manifiesta, desconocer la soberanía popular inequívocamente expresada y el consecuente derecho a expresar pacífica, pero decidida y firmemente la legítima protesta», concluyen.