Ya hace tiempo que el Cardenal Zen se encuentra en la mira del gobierno chino. En enero, la prensa oficialista publicó cuatro artículos acusándolo de incitar a los estudiantes a rebelarse en 2019 contra una serie de medidas adoptadas por el gobierno.
Beijing no ve con buenos ojos al cardenal por sus críticas al control que ejerce el Partido Comunista Chino sobre las comunidades religiosas. Zen condenó la remoción de cruces en el exterior de las iglesias en China y a lo largo de los años celebró misas en memoria de los mártires de Tiananmen en Beijing: los jóvenes masacrados por las autoridades el 4 de junio de 1989 por pedir libertad y democracia. El cardenal también está en contra del acuerdo entre el Vaticano y China sobre el nombramiento de obispos.
Defensor a ultranza de los derechos civiles en Hong Kong y China continental, el Cardenal Zen ha asistido a menudo a las audiencias que terminaron con la condena a la cárcel de políticos y activistas pro-democráticos acusados de violar la ley de seguridad nacional